Se nos marcha. Vuelve a sus orígenes. El cánido mediterráneo nos abandona para volver a casa cargado de proyectos, planes y nuevas ilusiones. Y nos deja tristes-tristes y solos-solos. Vamos a notar una gran vacío en su rincón, aunque nos alegramos de saberle libre de dolores reumáticos causados por el frío, la lluvia y el viento (que hoy parecen cosa del pasado, pero que sin duda van a volver). Nos alegramos de saberle feliz, rodeado de la familia, a la carrera, brincando y saltando (cual Copito de Nieve, la cabritilla de Heidi). Aunque lo dicho, nos va a costar entrar en la oficina y no verle en su rincón.
Que sea para bien. ¡Ay! (suspiro).