Conste que…

si no venimos a la oficina en bici es porque no tenemos unas de estas:

Efectivamente, divina cadena con la que candar tu bicicleta, y no esos tronchos que se ven por ahí. Y es que como dice el jefe: «pudiendo hacer bonito, ¿por qué hacer feo?». Así que si, es la falta de esta glamourosa cadena la que nos impide venir en bicicleta a trabajar. El repecho que hay que subir desde el Ayuntamiento no nos asusta. Ni la lluvia. Ni la pereza. Nooo. Es por que no tenemos la Ivy de Sono Mocci.

El twitter-power

¿Puede una señora desde su casa en las montañas de Arkansas avergonzar a una empresa de 3.200 empleados y crear una polémica nacional en los EEUUs? Puede. Y sólo necesita una cuenta de twitter.

Imagínate la escena: una mujer va al supermercado y se encuentra con una revista cuya portada se oculta a los impresionables ojos de los consumidores más jóvenes mediante un «family shield» (Otro de esos «inventos» de las mentes estrechas para «proteger a las familias», que no es más que una placa que oculta las portadas de revista en exceso provocativas o que aluden a temas que «pueden ofender» a quien las ve). ¿Y qué guarrada oculta esta vez el «escudo familiar», te preguntarás? Pues ni más ni menos que a dos hombres posando orgullosos con su bebé recién nacido. Sólo eso.

Entonces Jennifer Huddleston, que así se llama la señora, saca la fotografía que has visto y twittea: «This was taken at my local grocery store. I was shocked and horrified. Can you help bring attention to this?» (Sacada en mi supermercado. Estoy en shock y horrorizada. ¿Puedes llamar la atención sobre ello?). No contenta con dejarlo en su cuenta, repica el mensaje en las cuentas de twitter de estrellas mediáticas de Estados Unidos como Anderson Cooper, Kathy Griffin, Ellen DeGeneres, y en las de asociaciones de derechos de Gays y Lesbianas.

En horas el pollo está montado. Harps, la cadena de supermercados que inicia todo esto se ve desbordada de llamadas y mensajes, las televisiones nacionales se hacen eco del escándalo. Y en horas también, el dichoso escudo es retirado. Todo por obra y gracia de internet. Todo por obra y gracia de twitter. Todo por obra y gracia de una mujer que no estuvo dispuesta a que le hicieran creer que había algo ofensivo en que dos hombres tengan un hijo.

Y ahora, ahí va la dichosa portada que algunos no querrían que veamos, y que gracias a Twitter los niños de Arkansas también van a poder ver.

Posteamos, luego existimos

Hoy me toca a mi postear, porque andan reunidos, activos y de lo más ocupados, pero no quieren que pase otro día más sin subir algo al blog (pobres… todavía tienen ilusión por ser fieles a los propósitos de año nuevo). Así que han decidido jorobar mi plácido sueño y encargarme que me cibercomunique y os cuente algo. (Ni que los perros tuviésemos una increíble vida interior como para andar posteando todo el día)

Pero bueno, en vista de que son gente maja, que me tratan bien, me hacen mimos, y me dejan tranquilo en primera línea de radiador, estoy dispuesto a hacer un esfuerzo… Claro que lo dicho: hoy no tengo nada que contar. Así que me voy a tirar a lo fácil y voy a linkaros un vídeo muy bonito, muy bonito, muy bonito, muy interesante, muy interesante, muy interesante…

Es la primera parte de la charla que dio el pasado 29 de noviembre en Bilbao Tony Chambers, director de la prestigiosa Wallpaper, en el marco de la presentación de los premios de diseño B AWARDS. Y por si te quedas con ganas y quieres más, puedes ver la segunda parte (y otras cosas) en el canal de Vimeo del Festival.

Y por si no tienes ni idea de qué va todo esto de los B AWARDS y quieres saber, tranquilidad…, que Philippe Starck te lo explica claro, clarito.

Pintar, pintar, pintar sin parar…

¿Te imaginas un sólo rotulador que pinte con toooodos los colores a tu alcance? Pues lo hay. O por lo menos el concepto existe. Se llama «Color Picker Pen«, es un diseño de la Koreana Jinsu Park y funciona con un escaner que reconoce cualquier color que quieras reproducir. Una vez localizado, el rotulador, pronto y bien mandado, se lo «chiva» a los cartuchos de tinta que, obedientes ellos, se mezclan «a go-gó» para que tú dibujes con ese colorintxu que tanto te gusta.

El problema es que este concepto tiene ya su par de añitos, y parece ser que nadie se anima a producirlo. Una lástima, porque estamos seguros de que habría unos cuantos caprichosos como nosotros dispuestos a hacerse con uno. Pero no perdemos la esperanza, nunca se sabe…